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Corrí con el calor de las sabanas
enroscándome íntimamente en el sentir
de un verso, y navegue en el ultrasonido
de tu amanecer, mientras miles de palabras
poblaban el cuerpo, conservándose
hoy en la desnuda carnaza del amor,
y cuando desperté a la mañana
escritas plagiaron la emoción de los labios
descolgándose perversas
bajo el ombligo, donde toda la pasión aún
dialogaba con el despunte de mi ser.
Se hizo el hábito de madrugar en tus manos
un vicio oculto y tan infiel de la timidez,
y siento mientras el día avanza
el roce de los brazos jugando
en la rutina de los años.
Y uno tras otro alcanzan la superficie
de los privados y fugitivos sueños…
como una historia infatigable del corazón.
Y es que brillas donde mis ojos posan los bostezos
de la ignorancia, tomando cuerpo
en el aire que respiro.
Misk
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