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A la altura del mas leve dolor, durante el temprano
minuto de soledad que viene con fuerza
hasta aquel lado perdido del corazón, llega
no mas que un recuerdo de unas manos dibujadas
en mi ser, ¿quizás las tuyas mi amor…?
Y me despierto con esa falta de sospecha,
la locura errante que se disputa en la cicatriz
donde muere tu falta de desnudez.
Entonces ocurre, busco la boca que junta
el cruce de mi cuerpo, en un instante único,
abrasándome por dentro, cual llama que incendia
y sella al amante de la sombra, una blanca
y pura lágrima salta sobre otra al mismo tiempo,
comiéndose la una a la otra, tan ferozmente
que el sentir de la carne funde las dos
en un oasis de placer, invadiendo las zonas
mas secas, aquellas que permanecen eternas,
como ondas asilvestradas a la ausencia y a la hoguera.
Y el esclavo sueño, este imposible que permanece
solo y aislado, resiste como el mas viejo
de mis deseos, aquí, junto a mi pecho,
entre el color y ese aroma de bosque que reclaman
mis ojos ahora tan desolados…
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Misk
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