Puedo ver en mi cerebro una imagen,
hasta sentir el calor que produce.
Como recorre cada poro
que se abre como espátula
en una pintura que refleja,
este deseo, si, puedo sentirlo,
mas amarlo ya no es posible,
pero que importa, si en un instante
hago mío el tiempo,
los nombres y el verso.
Mientras te abrazo,
el calor gana terreno,
empuja en la tibieza,
y puedo fundir mi carne
hasta la médula que promete
amor eterno,
me hundo, en ti... mi pecho
proporciona las hondonadas
que detienen en el sigilo
a este corazón,
y en las porciones
que el instante supremo
adora, nos tocamos
en destinos desiguales,
amorosos, claros, lánguidos,
que fuerzan promesas
de vida y honor,
y se comprende
en el blando hueso
que acaricia suplicante
los fueros de mi ser,
y ya no queda nada,
más que el fugitivo pie
imputando la ablación,
de este, mi sueño,
una masa de color,
semejante a la forzada
imagen que se torno.
Misk
.
.
2 comentarios:
me encantó tu forma de escribir...
estuve leyendo algunos poemas. Se me pasó el tiempo volando, me dibujaste monstruos líricos de papel en mi tarde de sábado...una gozada
volveré y muy pronto
un abrazo
Me alegra saberlo Roberto, un abrazo
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