Cae la tarde y yo apago la luz
baja rauda por el monte,
sus últimos destellos alcanzan mi corazón,
desgarrándose se oyen los ecos
que resuenan más allá de esta fiebre
que come, que crece a las orillas
de los ojos, son las sombras, esos reflejos
que pueblan sin saberlo el ocaso,
y siento que el aire me envuelve
de olores de antaño, como lianas
con furia se enroscan de mi pasado,
y un arcoíris se forma en la pupila,
devorándome de la misma muerte
que entre el bosque forma cruces,
ya todo acaba… mientras tiemblo,
insondable se queda grabada una imagen,
entre los ramajes del alma,
y esta energía radiante, te devora
como una onda vespertina de los deseos,
y oigo crecer la noche, así levanto el vuelo
de estos ojos que vieron correr la luz fugaz
de un destello…
Misk
2 comentarios:
cae la tarde y apagas la luz? yo no enciendo la luz hasta que llegue la noche, y tenga algo que hacer que necesite ver, porque si no fuera así, la mantengo apagada, las sombras me abrazan, me seducen, me atrapan en un mundo del cual no deseo salir, la oscuridad es cariñosa, tierna, mística, muchas veces siento que me hace el amor, por eso vivo a oscuras, con mis paredes grises y mi piso negro...
pero la tarde es un libro abierto a mis recuerdos, aquellas tardes amarillentas y que poco a poco mientras se va la luz se van tornando rojizas, hasta tornarse totalmente violetas, y luego simplemente queda ese halo brillante en el horizonte que siluetea los edificios en la oscuridad, es allí a media tarde en que mis recuerdos invaden mis horas de ocio, mostrandome que tan maravillosa vida he tenido al lado de mis seres más cercanos, los juegos con mis hermanos en plena calle, las salidas del colegio abrazado de alguna amiga que luego se convertiría en mi novia sin quererlo, hasta que simplemente la luz se va, y me veo envuelto en la oscuridad, mientras el silencio me dice que ya deje de recordar...
La puesta de sol.
Hay momentos en que me absorbe esa luz que va muriendo y en su lucha diaria, intenta el preludio, la ejecución de lo que se va extinguiendo. Y siempre queda la imagen semejante a mi, que en perjuicio de lo ausente, me lleva a un pasado, quizás ese que fue más real aún, que los pasadizos por los que tuve que caminar a obscuras por que los ojos ciegos, no habían nacido para ver la luz de un ocaso en soledad.
Eres un ser entrañable, Luís.
Abrazos y Rosas.
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