En la ausencia que se abre paso
se sostiene estático, clavándose
en la luz de la noche, como el sediento
cuando busca una primavera en el atardecer,
y el aire… brilla con cada gota de roció,
así la brisa roza el cuerpo
como una llama encendida,
viajando en su destino, se llena,
se inunda, en los sonoros rincones
donde el corazón crea eternos paisajes,
desnudos, quietos, como la ausencia
de la sangre y el fuego.
Y suavemente miro hacía ti.
Y todo lo que hay en mí,
se disuelve en la sombra
que goza, de tan perpetuo instante.
Misk
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