En las profundidades de la ingenuidad

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En esa mirada de embrujo celular,
que me entro como un espasmo aplastante,
de amor incondicional,
encuentro en un estado alterado
de pupilas adyacentes
una llama incandescente,
perforando el sonido del corazón,
cobrando vida las zonas muertas o dormidas,
y vi como ese dios sin rostro
atenuaba su índole masculina
de  atavíos y singladuras,
como una flor que solo crece
en los páramos de la sin razón,
en las profundidades de la ingenuidad,
en las esferas que irrumpen en lo cotidiano,
y la rebelión de las células
brotaron enamoradas, alocadas
entre las dulcineas de la pasión,
desde dentro era un apocalipsis
de tensión alucinógena donde crecen
tus formas y aquella mente del querer,
te recorrí mientras tú me encerrabas
ante mi lengua de dedos, esas caricias
que iluminaron el camino a la revolución,
manifestándose en el cuerpo
como el más sublime de los estados,
entonces camine en los astrales del tiempo,
conecte en la estructura del vértigo,
con un estilo de vaivenes sensuales,
que me cautivo en la adolescencia,
en la pubertad, reconquistando
el ribete de contoneos rosados,
inmaculados a mi antojo, difuminándose
en la aspiración del pulmón,
que en el propio afán del mismo
pectoral, aplasto por un momento
las brazadas donde me ahogaba,
sofocando el aullido
de un placer inexistente,
pero ante tan espectacular acontecimiento,
denegué el acceso a la realidad,
te quería como el cuerpo
gemelo de mi ser, dejando la esencia
del propio sentir, intentando una y otra vez
comprender que no ser no era imposible,
simplemente fue no despertarte
dentro del presentir amoroso
de la carne atenuante y vigorosa
del deseo que me llevo a la locura
y al desastre de la vida,
para ser de nuevo, las briznas
que pueblan los experimentos de la naturaleza.

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Misk

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