Acostado, enrojecen mis sueños

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Y me perdí en las sombras de tu cuerpo,
como un jabato bárbaro, introduje mis labios,
con la lengua atravesando las colinas de tu vientre,
acariciando la indolencia magistral
de tus muslos, tan atenuantes,
que bajo el brillo de mis ojos,
fue tomando contacto y alevosía
en una ola de placer, arrodillándome aprendo,
y en la contemplación de tu carne
fui desgastándome en la mía, interminable sacudida
del infinito, del profundo sentir
entre las sabanas que se desparramaron,
abrazos, presión, alientos, ternuras,
se enroscaron en nuestros juegos, y la bonanza
de los abismos, tomaron contacto
en las torturas frescas y livianas,
moviéndose en la lentitud de las manos
acorraladas, mil veces
en la exhibición de tus deseos.

Soy hoy el hombre atenuante del viento,
que agota los filamentos de tus párpados
al treparte al trasluz de tu mirada,
y muerdo con deleite tu ombligo, y abrazo
extasiado el horizonte de tus dunas,
mientras esta mentira culmina,
en los labios tiernos que lloran,
el destino de tu lágrima junto a la mía.

Acostado, enrojecen mis sueños,
son los arcos de tu iris, rendijas
que producen aventuras, susurra
tu voz en mi encuentro, allana
la ternura, y es que hoy te hago el amor
cuando la boca se altera al sentirte
aquí adentro....
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Misk

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