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Deseo que reviva cada minuto del día,
como sentir la humedad al levantarme y no estás,
la siesta promiscua contuvo tu aliento en mi cuello,
de rodillas y erectos, amarnos en plenitud;
un espejo al fondo, y el dossier de las sábanas
que atareadas se enroscaban cual indómitas amazonas,
velas, muchas velas, anaranjados los contornos
de pléyades en nuestra sien, y quizás un diluvio
de gotas de mar, esa salitre de la pasión;
no lo imaginé, cierto que lo soñé,
pero aún te siento cuando envuelvo la imagen
en mis ojos, y te quiero, porque llorando te siento,
más aún, tanto, que el miedo me hace volver a volar.
era una excitación permanente, algo así
como tú y yo, yo y tú, una necesidad quizás,
en cualquier caso, ni lo sé...
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Misk
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