Déjame...
déjame que piense en mis confesiones
las de siempre que rondan el deseo
ese poder desordenado de amar
déjame... que abra la madrugada
como un crimen de carne y besos,
sin conversaciones, abrasando bajo
las sombras que aún seducen y nos persiguen,
déjame... sentir impertinentes roces
que regresan posibles a escondidas,
como las voces de aire pronunciado
fugaz, desvestir esas costumbres
tan usadas, desnudar en la incitación
todavía, cada lágrima que grita más y más...
Misk
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