Sabes bien entre mis labios

 
Un rayo quema el cruce de los dos,
revistiendo la carnaza que se entrelaza
en dos lenguas de rutas nacidas
bajo los astros, y el cielo escucha
el lamento, una mirada tierna cruza
el horizonte y todos los actos
provocan intercambios bajo el seudónimo
del corazón, entonces redimimos
los influjos de las humildes horas,
el aliento emerge caliente, rojo,
frente a frente, la sangre, joven,
vaga sin escrúpulos un instante
y sufre el testimonio de lo eterno,
un rito de inquietudes cae en emboscada
y la dualidad del momento
advierte esa llanura temprana que vincula
tu vida a la mía, acumulando
en los contrastes, las apetencias
de la margen izquierda, la que nunca
tuvo luz y admirable busco refugio
en las blandas tierras insondables.
Y la saliva amoratada de los besos
que se desgranan en el pecho,
goza en el diluvio de una tempestad
ajena a la pena,
por el débil silencio que cubre mis manos
de enigmas que se exilian como desiertos
a los claroscuros designios de tus sentires.
Y caen  bastardas,
hasta morir nerviosas en el instinto
que aún conserva, el aroma de un capullo
devorándose en la ternura, ese rumor…
se esconde de nuevo en el inefable
y siempre vivo recuerdo, tan soberbio
que se derrama solemne en los abismos
de mi cuerpo.
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Misk
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