La Resonancia del Cuerpo

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La potencia concentrada bajo el negro

que retumba en la noche, se absorbe

como una lujuria de espasmos,

provoca una concentración inimitable,

golpe a golpe, entre el pulso y la sonrisa,

el sonido de mi voz llena el divague de una caracola,

cuenta un segundo interminable todos los sentires,

que la sangre apoya en mi frente. la imagen del hambre,

que en noche cerrada aparta mi alma en el reflejo,

de una luna cambiante, sin vestir, desnuda, y libre,

se presenta, sin virtualizar, me intuye y me ama.

se atreve a cruzar bajo la piel y sus manos

rebuscan el misterio del rojo, suavizado

en las capas del subsuelo, destapando

la rosa que envuelve una espina de la creencia.

Iguala el sentir en forma de pasión,

son formas cultas, escribientes, que confían buscando

la aprobación de todo lo que se le pega,

se crían bajo el manto de la carne, y crean fusiones

narradas entre si, de energía radiante y meticulosa,

y dentro de todo ello, el sol que sale por el norte,

del cuerpo bello, se transforma en la masa

moldeando el cuerpo, con los bastardos gritos,

risas y plebeyos, climas del corazón.

Se paraliza todo, y en una reacción que involucra

el iris, se oye a lo lejos, tensar los tendones,

para transformar el vuelo directo que me asocia

con lo infantil, para nutrirme de un sonido oblicuo

que se esparce libre por los nervios, hasta agotar

el leve matiz, de un beso, hecho en el barro

de un deseo, contarle al maduro y ladeado contorno,

que de amante se llena mi corazón,

codeándose con la resonancia del pecho,

transforma en rugido el silbido agonizante

de una explosión alborotada, que habiendo sido

aspirada, fue transformada en el apetito sexual

de la pasión, del solido de tu cuerpo.

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Misk

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